Invitación Permanente a compartir
Durante el desarrollo de la actual administración de la Unidad, se realizaron una serie de convocatorias con la finalidad de crear mecanismos accesibles, efectivos y transparentes para fortalecer diversos aspectos de la actividad académica de nuestra Unidad, con el fin de promover un ejercicio académico incluyente y lograr mejores y mayores beneficios en la investigación, el servicio, la docencia y la difusión del conocimiento.
Se crearon varias comisiones académicas, quienes diseñaron las convocatorias, recibieron las propuestas, analizaron las solicitudes, emitieron dictámenes y evaluaron los resultados correspondientes para llevar a cabo actividades en los ámbitos del servicio comunitario, el desarrollo de eventos académicos y la elaboración de publicaciones.
Esta iniciativa no fue sólo eso; se constituyó por parte de los integrantes de las Comisiones Académicas Evaluadoras, en un proceso continuo de reflexión y análisis crítico, no solamente de los resultados sino de los procesos, buscando un entendimiento más dinámico e integral a través de todos los actores participantes.
Las Comisiones evaluadoras consideraron que se requería superar las prácticas de evaluación meramente cuantitativas, ya que no interesaba medir solamente el impacto del programa sino los resultados de los procesos, incluyendo como aspecto fundamental la participación de los involucrados. Es más, no interesaba evaluar, interesaba sistematizar la trayectoria del proyecto, tomándola como un proceso cotidiano de recuperación reflexiva.
Esto generó lecciones y aprendizajes que a su vez fortalecieron la iniciativa, la cual fue evolucionando satisfactoriamente. Lo que se hizo entonces fue un proceso continuo de sistematización. Esta experiencia, documentada y evaluada participativamente año tras año, se recopiló en un documento que facilitó la descripción, reflexión y análisis (ver Presentación de las Comisiones Académicas Evaluadoras de los resultados e impacto de las Convocatorias emitidas por la Rectoría de la Unidad Xochimilco) para mejorar el desarrollo y ejecución del programa y compartir las lecciones aprendidas entre nosotros.
Este proceso de sistematización requirió de un alto grado de participación, facilitando el entendimiento de la iniciativa de la rectoría por parte de los actores involucrados, ayudando al personal académico de la Unidad a desarrollar sus habilidades de planificación y ejecución de actividades, de aprendizaje continuo y manejo eficiente de recursos.
La maestra María Eugenia Vera Herrera hace un recuento histórico de lo sucedido en cada año del programa y hay varias ventanas de reflexión: el maestro Miguel Angel Hinojoza Carranza desde el área de las publicaciones, el Dr. Víctor Ríos Cortázar desde el área de servicio comunitario y el Dr. Juan Manuel Everardo Carballo desde el desarrollo de eventos académicos, que proyectan otras maneras de mirar las situaciones, ajenas y propias, planteadas en versión de los propios actores, que permiten otras lecturas y reflexiones.
En ese sentido, la reorientación de todas las variables con todos sus actores, fue encaminada a mirar el papel y la participación del programa en el proceso de desarrollo de los académicos y de las comunidades de la zona, por un lado, y el proceso de desarrollo humano de todos los sujetos, por otro. Veamos pues lo que dicen: