Evaluación de las políticas y programas públicos
Es importante señalar la importancia que el proceso de evaluación (digo proceso porque la evaluación no se hace sólo al final, sino al comienzo y durante) debería alcanzar en el contexto de los estados o naciones que, dentro de sus presupuestos fiscales, disponen de mínimos recursos para la atención de los problemas que tienen que ver con la pobreza y el desarrollo social y en los que, por supuesto, gastar dichos recursos en evaluar las políticas y programas representa un gasto que casi nunca quieren hacer, sin embargo, puede brindarles información muy útil para orientar mejor sus asignaciones.
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Un factor importante que justifica la evaluación tiene que ver con las reformas de los Estados, incluida la descentralización de funciones, para garantizar la eficacia y confianza de la gestión y alcanzar una equitativa distribución de los esfuerzos. La evaluación también es importante en procesos de democratización caracterizados por el funcionamiento de políticos de diversas corrientes, con ideologías y fórmulas diferentes, que necesitan asegurar la coherencia de sus acciones.
En países de grandes dimensiones la evaluación es especialmente relevante para conocer cómo se aplican los programas nacionales en los territorios apartados.
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A pesar de la importancia teórica de la evaluación, en la práctica puede verse relegada por variadas razones (falta de recursos, de tiempo, de conocimientos, etcétera), sus resultados no se divulgan suficientemente o no se utilizan en la toma de decisiones en la forma en que sería deseable.
En este sentido, he dedicado parte de mi vida académica a mostrar su utilidad adicional, con un enfoque interdisciplinario de sociología, política, economía y gestión de las organizaciones, entre otras disciplinas, que atiende y entiende el momento actual de la evaluación de políticas públicas no sólo con una visión descriptiva de “lo que hay”, sino también con un posicionamiento ético y metodológico sobre “lo que debe haber”.
He avanzado con un particular análisis organizado de lo general a lo particular, de la revisión conceptual y metodológica de las teorías, al uso, la aplicación, el estudio de caso, para constatar la calidad de la evaluación que permite considerarla como herramienta para el aprendizaje y para la formación de los propios gestores de las políticas públicas.