Las chinampas: un sistema sustentable
Xochimilco es un hermoso rincón al sur de la Ciudad de México y un ícono de los mexicanos. Se ha caracterizado por conservar la esencia de sus orígenes prehispánicos, así como la producción en las chinampas de hortalizas, plantas de ornato y flores de diversas especies.
Hablar de Xochimilco es hablar de una historia ancestral, de una fiesta pintoresca de agua, de santos, de colores y multitud de sabores nacidos del maíz. Por estas y otras razones, el 11 de diciembre de 1987, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Visitar Xochimilco es transitar a través de los canales, por un paisaje verde y singular, entre ahuejotes e islotes que alguna vez fueron chinampas, entre terrenos cultivados que aún persisten, entre el canto de los pájaros y los animales acuáticos. Es internarse en un espacio-tiempo distinto que nada tiene que ver con las vías rápidas de comunicación localizadas a unos cuantos kilómetros de distancia.
“En 1986 participé en un comité consultivo que se encargó de preparar el expediente para proponer que el centro histórico de la Ciudad de México y la zona de chinampas de Xochimilco conjuntamente, entraran a la lista del patrimonio mundial natural y cultural de la UNESCO.”— Alberto González Pozo
Xochimilco en náhuatl significa “Campo de Flores”. Se caracteriza por una serie de canales pluviales que existen desde la época prehispánica, cuando el Valle de México era sólo lagos y lagunas. Con los años, los lagos se fueron convirtiendo en una inmensa red de canales que dividía a las chinampas y que conducía a diversos sitios, entre ellos, el mercado de la gran ciudad.
El progresivo crecimiento de la población que habitaba el ecosistema lacustre, favoreció la intensificación de la construcción de chinampas ganándole terreno al lago, para construir pequeños templos y casas rodeadas de solares para el cultivo de maíz y otras hortalizas prehispánicas.
Allí la agricultura continúa teniendo la importancia que le otorga la tradición y la voluntad de sus pobladores, quienes se resisten a dejarse devorar por la colindancia de una de las ciudades más grandes del mundo.
Xochimilco no es pues sólo un paisaje y una zona productiva, es también la expresión de una cultura que se desarrolla y se adapta al paso del tiempo, integrada por elementos religiosos relacionados con la agricultura y rituales que determinan en gran medida la vida y las relaciones familiares y comunales de sus pobladores.
La UAM-X, mediante un grupo de sus investigadores ha invertido una gran cantidad de su tiempo en investigar y catalogar lo que queda de este ecosistema con el reto de conservación de zonas chinamperas y paisajes culturales de la Ciudad de México.